Como cuidar la Luna de nuestro coche

Nuestro coche se convierte en nuestro mejor amigo en época estival: nos lo llevamos a todas partes. Y como buen amigo  que es debemos cuidarlo, empezando por las lunas.


PELIGROS

El parabrisas, sobre todo, debe soportar el impacto de los insectos, la suciedad  y las altas temperaturas que se dan en estas fechas. Otro problema que nos encontramos cuando viajamos por carretera es el de las pequeñas piedras que pueden impactar cuando viajamos detrás de un vehículo pesado. Tengamos en cuenta que tener el parabrisas en mal estado puede acarrearnos serios problemas ya que una mala visibilidad compromete nuestra seguridad y la de otros usuarios.


MANTENIMIENTO

En este post os vamos a dar unas recomendaciones para mantener en buen estado nuestras lunas durante el verano. Veamos cómo actuar en cada situación para lograr pasar las vacaciones sin sobresaltos.


INSECTOS

Como ya hemos comentado, uno de los inconvenientes de viajar con el coche en verano es el impacto de insectos en nuestro parabrisas. Lo que tendremos que hacer en este caso es usar el limpiaparabrisas regularmente para evitar que los restos se sequen. Si no fuera suficiente, para evitar dañar las escobillas del limpiaparabrisas lo recomendable sería parar en una estación de servicio y limpiarlo con agua y jabón.


POLVO Y ARENA

Para el caso de la suciedad que se da en esta época a causa del polvo y la arena, lo conveniente es llevar en el coche una garrafa de agua para limpiar en el momento y posteriormente hacer una limpieza más a fondo. Si usamos el limpiaparabrisas o bajamos las ventanillas se podrían dañar o rayar los cristales.


AL SOL

Nos encontramos en una época de mucho calor. En ocasiones dejamos nuestro vehículo aparcado al sol soportando altas temperaturas y el parabrisas sufre. Para ello podremos colocar durante nuestra ausencia un protector. De esta forma evitaremos un calentamiento excesivo y además el interior tendrá una temperatura más agradable. Al llegar al vehículo se recomienda abrir las ventanillas antes de encender el aire acondicionad . Y ya que hablamos del aire acondicionado, debemos usarlo evitando el chorro de aire frío en el parabrisas.


A LA SOMBRA

Aunque muchas veces no nos queda más remedio que aparcar nuestro coche al sol, siempre vamos a intentar dejarlo a la sombra. De esta manera evitamos el calor pero no la suciedad. Y es que las resinas pegajosas de los árboles o los excrementos de los pájaros son además más difíciles de limpiar. Una buena solución sería aplicar un poco de bicarbonato de sodio en un paño de microfibra. También podríamos colocar una toalla humedecida con agua y jabón dejando que actúe toda la noche sobre nuestro parabrisas.

Ya hemos visto las posibles situaciones en las que nuestras lunas se pueden ver dañadas en verano y ahora os vamos a dar unas recomendaciones para tener siempre nuestros cristales a punto para salir a la carretera.


LIMPIEZA REGULAR

Debemos limpiar con regularidad los cristales de nuestro coche porque, como ya hemos comentado, unos cristales sucios o en mal estado pueden provocar reflejos en el cristal que amenazan nuestra visibilidad. Las lunas del coche son como todo, cuando no se limpian regularmente la suciedad se acumula. Por ello es conveniente, además de los consejos anteriormente citados, limpiar los cristales con cierta frecuencia aplicando un poco de detergente quita-grasas diluido en agua. Para poder además dejar un acabado brillante podemos aplicar un limpiacristales o un producto repelente del agua.


LIMPIEZA POR DENTRO

Este punto solemos olvidarlo al limpiar los cristales del coche. Aunque la mayor parte de la suciedad suele venir de fuera, el sudor y la exhalación hacen que nuestros cristales acumulen grasa y humedad que se convierte en unos cristales empañados o reflejos, especialmente si viajamos con el sol de cara o nos alumbran los faros del coche que viene de frente en el carril contrario.

Además de todo lo mencionado, en verano es cuando más parabrisas se rompen. Las diferencias térmicas y las altas temperaturas generan tensiones en los cristales que hacen que cualquier impacto que sufran acabe rajándolo o creciendo a una mayor velocidad. Recomendamos acudir al taller a la mayor brevedad posible y a poder ser, es conveniente repararlo antes que sustituirlo.